Las lecciones que aprendí de Irma

13 Sep Las lecciones que aprendí de Irma

Si no hubiese sido por la desagradable visita de Irma, habría sido un domingo muy relajado y calmado, probablemente al lado de la piscina o haciendo un asado con amigos.
Sin embargo, para ponerle «picante» al fin de semana, tuvimos la visita de Irma. Como ya saben, afortunadamente para los que vivimos en Miami, el huracán cambió su ruta, y no fue tan devastador como pensamos inicialmente. (Estoy convencida de que mis oraciones y las de todos a mi alrededor ayudaron también).

Quiero decir que empecé a escribir este blog mientras estaba en el hotel junto con otras 400 personas quienes tuvieron que evacuar sus casas (En Miami o los Cayos de la Florida) o que simplemente estaban en Miami por vacaciones o en tránsito esperando su vuelo de regreso a su ciudad o país de origen. Todos juntos por la misma razón: protegernos de Irma. Una enorme fuerza de la naturaleza que no le importó si eras saludable, enfermo, rico o pobre, realmente no importaba. Todos preparados para lo peor y esperando lo mejor.

Esta ha sido mi primer experiencia seudo apocalíptica que he tenido y siento que me prepare lo que mas pude: Se pusieron las persianas anti huracán, se pusieron las toallas en el piso para absorber el agua que entrase, se movieron los muebles y aparatos eléctricos, se guardaron los documentos personales, se aseguraron los carros, hasta comida saludable empaque en un cooler que llevamos al hotel. Diría que los preparativos para la llegada de Irma se completaron a rigor.

Sin embargo, una vez comenzó la tormenta, otros puntos a considerar fueron más obvios y solo podía prepararme para ellos en el mismo momento en que pasaba la tormenta y miraba lo que la naturaleza hacia afuera del hotel. Muchos pensamientos me pasaron por la cabeza: Espero que no nos quedemos sin energía, y si esto pasa, que alcance a comunicarme con mi familia, espero que mis amigos que se quedaron en Miami y Ft. Lauderdale estén seguros, a donde van a ir los pájaros y las iguanas del parque? Será que se inundó el apartamento? y asi muchos mas.

Solo tenia 50% de bateria en mi portatil asi que decidi enfocarme en las cosas que puedo controlar y dejar a un lado las que no. De esta manera empecé a interactuar con otros que en condiciones normales probablemente nunca hubiera cruzado una palabra.

Una pareja italiana de vacaciones en Miami Beach que les tocó quedarse por culpa de Irma, una señora argentina que también le tocó quedarse porque su vuelo de regreso a Buenos Aires se canceló, una familia cubana americana de 15 personas que estaban super preparados con comida y no les importaba compartir con los demás, un americano que cuidaba a su mamá y su hermana, gente de diferentes tamaños, razas, con mascotas, con niños, viajeros solos, cada uno con una historia diferente que contar. Lo único que seguro en ese momento era que: no había electricidad, había agua, el generador de energia del hotel estaba funcionando (solo en áreas comunes y de emergencia) e Irma estaba pasando.

Podía escuchar el viento como azotaba las ventanas, los árboles luchando por no despegarse de la tierra, hasta los inodoros hacías ruidos raros. Sabía que la situación era temporal y que iba a finalizar en algún momento pero esas horas fueron tensionantes.

Fue en este momento cuando puse en acción lo aprendido durante mi práctica de meditación para mantenerme tranquila: respiración abdominal, ejercicio físico, (entrene el sábado en un lugar tranquilo en el hotel y el domingo subí hasta nuestra habitación en el 4 piso unas cinco veces a diferentes horas del dia para mantenerme en movimiento) y lo más importante de todo, fije mi intención de aprender de esta experiencia.

¿Asi que, que aprendí con la visita de Irma?

• A aceptar las cosas tal y como son
• A saber identificar cuando estoy a punto de entrar en pánico y actuar rápidamente
• A utilizar mi inteligencia emocional para manejar la situación de nerviosismo e incertidumbre de la mejor manera
• A entender que mis pensamientos y emociones son pasajeros, hacen parte de la percepción de mi realidad inmediata y no deben controlar mis acciones
• A ser creativa y buscar maneras de mantenerme activa y entretenida
• A ser una persona compasiva y calmada para los que me rodean
• A no juzgar sin antes conocer
• A aceptar la generosidad de desconocidos y no asumir que siempre buscan algo a cambio

Muchas lecciones que pasaron en 3 días y todas llegaron en su momento preciso. En la noche del domingo termine de escribir el blog con ayuda de una linterna sabiendo que Irma iba en dirección hacia el norte y que al día siguiente íbamos a estar más seguros. Fue una experiencia intensa que me hizo pensar que como seres humanos somos muy vulnerables y debemos disfrutar más de la vida, reirnos más, amar más, estresarnos menos y quejarnos muy poco. La vida es corta y quiero apreciarla y vivirla lo máximo que se pueda. Estoy segura que muchos de ustedes también quieren lo mismo.

Que maravilloso fue poder verle la cara a las personas en vez de verlos mirando a su teléfono constantemente! La gente estaba conectando con otros mientras pasaba la tormenta, aunque no estaban precisamente unidos por una razón de alegría, estaban presentes en ese momento. Había incertidumbre y miedo pero también había amabilidad y compasión.

Quiero terminar este blog con las sabias palabras del líder espiritual de la India Paramahansa Yogahanda, que me han llegado al corazón y alma y trataré de traducirlas lo más exacto posible » “Abre las puertas de tu calma y deja que los pasos del silencio entren suavemente el templo de tus actividades». Este pensamiento lo practico en mi vida diaria y creanme que en esta situación, que fue muy estresante, me ayudo muchisimo. Sigo trabajando para aumentar mi calma y ayudar a otros a que la encuentren y la alimenten en sus propios caminos.

La meditación o cualquier otra práctica espiritual es alimento para el alma, tan importante como la comida con la que nos alimentamos.

Tienes alguna práctica espiritual? Si es asi, me encantaria saber cual es. Si no la tienes, no te afanes, yo te puedo guiar.

¡Hasta la proxima!

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Un abrazo fuerte.