Los pensamientos como alimento

26 Jul Los pensamientos como alimento

“El hombre es como cree que es” Proverbio Chino

Como soy una convencida de que no vinimos a este mundo simplemente a consumir, opinar, pagar cuentas y hacer basura, (entre muchas otras cosas más), este blog es más que todo una reflexión sobre esos temas de comportamiento que cada uno tiene y no lo deja brillar con luz propia. No se trata de un sermón de cómo vivir la vida, puesto que cada uno tiene un camino diferente con enseñanzas específicas que aprender. Es más bien mi visión personal de como nuestros pensamientos nos construyen o nos destruyen y como vivir en abundancia.

Nos nutrimos de muchas fuentes: los alimentos, las relaciones interpersonales, el entorno, la espiritualidad (como sea que cada uno la viva), la actividad física y los pensamientos que pasan por la mente. Este último es la fuente de alimentación en la que quiero enfocarme hoy. Todo está íntimamente ligado y conectado. No se puede vivir plenamente tomando batidos verdes con galletas de avena si se tiene una constante actitud negativa y pesimista hacia la vida.

Te has preguntado quien es la persona con quien más hablas? Cuando hago esta pregunta a amigos y clientes, muchas veces la respuesta es “con mi esposo”, “mi mama”, “mi mejor amiga”. Pero realmente no nos damos cuenta que la persona con quien más hablamos es con nosotros mismos. La mayoría del tiempo estamos en una incesante conversación y vamos construyendo la realidad desde esa conversación. Igualmente nos definimos por lo que los demás piensan de nosotros y de tanto escucharlo, terminamos creyéndolo.
Cuáles son tus opiniones sobre ti mismo? Cuantos pensamientos son  constructivos? Cuantos son basura mental? (Por basura mental me refiero a suposiciones, a asuntos que ya pasaron y no tienen reversa o las que no han pasado todavía). Personalmente, no podría decir con certeza cuantos, pero sé que son muchos.

No es una tarea fácil esta de ser observador de los pensamientos en vez de actor principal. Es algo que requiere esfuerzo y desafortunadamente en el mundo en el que vivimos se nos motiva a vivir en piloto automático, distraídos con las obligaciones, las redes sociales, la tecnología. La gente quiere tener resultados inmediatos para perder peso, ser exitoso, ganar dinero y prestigio. Se ha perdido la cultura del esfuerzo y los que tienen disciplina son vistos como una especie en vía de extinción.

La Reflexión

Nos diferenciamos de los animales en cuanto a que tenemos la capacidad para reflexionar y podemos cambiar si nos lo proponemos.
Si miramos en detalle los estudios científicos que hay en el área de la neurociencia, el estado mental más cómodo para el ser humano es quedarse con lo conocido. Permanecer en la zona de confort, aunque se sepa que no es una situación constructiva. Requiere más esfuerzo, valentía y disciplina adoptar una visión dinámica y positiva hacia la vida. Se puede decir que hay un miedo que limita a salir de la zona de confort y por ende muchos viven la vida con desazón, desesperanza, aburrimiento, el cual se refleja en el cuerpo fisico y en la manera de relacionarnos con el entorno.

Miremos esta situación

Manuel es un hombre con problemas digestivos constantes que lo agobian desmejorando su calidad de vida. No hace ninguna actividad física y maneja un nivel de estrés alto en el trabajo. Normalmente no desayuna, pero si almuerza y cena abundantemente. Es usual para el tener el colon irritado, reflujo y no dormir bien. Cuando se mira al espejo, no le gusta lo que ve, se ve gordo y cansado. Cada vez que socializa con sus amigos, come lo que pongan en frente porque le da placer, por un momento todo lo feo y complicado en su vida desaparece. Para sentirse mejor, Manuel prefiere tomarse un par de píldoras para la indigestión y tirase en el sofá a ver TV.

La idea de hacer cambios en su estilo de vida le parece una tarea imposible, tendría que observar sus habitos y conscientemente decidir qué debe hacer ajustes físicos y mentales. Siempre será más fácil hacerse el de la vista gorda, ignorar y seguir repitiendo la misma historia en su cabeza:

“Que pereza tener que ir a trabajar. Si fuera millonario, tendría una súper mujer a mi lado y no estaría tan solo. No soy suficiente. Menos mal que el fin de semana me desquito dándome gusto. Si estoy gordo, pero tampoco es para tanto. Además, para que cuidarse tanto si de algo me voy a morir? Yo me relajo viendo la tele.”
Estoy segura que muchos conocen a personas como Manuel. No es de sorprenderse que, según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, la obesidad se ha casi triplicado desde 1975 en el mundo.

El Ser Observador

Cada vez que se asume ese papel de observador y no de actor de la historia que nos contamos mentalmente, estamos dando perspectiva a la realidad. El mundo que cada uno crea en su cabeza solo tiene sentido para el que lo cuenta. Si nos estamos diciendo que estar con sobrepeso es normal, que nos merecemos “darnos gusto” con el estilo de vida que tenemos y nos seguimos contando la misma historia, es muy difícil salir del esquema mental que nos limita.

Tanto la neurociencia como las enseñanzas del budismo tibetano nos muestran que tenemos la capacidad para crear nuevas conexiones cerebrales por medio de la observación (sin opiniones, ni juzgamientos) de la realidad y una reflexión antes de la acción. Para los que quieran aprender más sobre este tema que me parece fascinante, les recomiendo al Dr. Mario Alonso Puig en esta conferencia que es muy interesante. (Ya lo he nombrado en otros blogs)  y el libro “Los 10 secretos de la Abundante Felicidad” por Adam J Jackson, abogado y escritor inglés quien decidió dejar el derecho para enfocarse en las ciencias de la salud y terapias alternativas. Ambos autores hacen referencia en sus trabajos sobre el tema de la actitud y como al cambiar los esquemas mentales se puede vivir la vida de una manera más feliz, tranquila y plena.

Por hoy me despido no sin antes decir que mi vaso siempre está medio lleno, los invito a que hagan una reflexión para que el de ustedes también lo sea.
No olviden comentar y compartir amigos.

¡Un abrazo grande!